Después
de fiestas y reuniones, durante el segundo día del año de 2012, Erik veía ante
sí una pizarra pedagógica en donde se explicaban las múltiples posibilidades de
su vida.
1.
Posibilidad
oriental: consiste en escenificar la sabiduría, aprender algunas metáforas
esenciales que tengan que ver con la luz y el agua, sentarse sobre una piedra
desnuda a un lado del camino y esperar a que los demás se pierdan en el
laberinto para agradecer la calma que proporciona la quietud.
2.
Posibilidad
trágica: narcisista y peligrosa, consiste en abrazarse al destino como quien se
abraza a la cintura de la perdición, esa perdición con un culo perfecto, ideal,
ese culo olímpico que Marcel Duchamp conocía y que supo poner en su sitio, pero
que el oficiante trágico lo desea siempre en otro lugar: el culo como cimiento
y hormigón armado de un futuro sin porvenir. Disiparse en el exceso y el barroco.
3.
Posibilidad
senil e infantilizadora: consiste en abandonarse, engordar, despreocuparse por las apariencias,
coleccionar manchas en jerséis, alimentarse de porquerías, fumar y beber sin
límite, día a día, hora a hora, con método. Consiste, en resumen, en elegir desde por la mañana los caminos
mas indolentes y escépticos. Es la solución Gran Lebowsky, la que te conduce a un cielo pop.
4.
Posibilidad
demente y club de la comedia: consiste en que los demás te den por imposible, desarrollar la
incoherencia y la arbitrariedad más radical, eliminar todo sentimiento que no
sea lúdico e inexplicable, un “yo soy así” constante y matemático pero
desprovisto de “yo” de “ser” y de “así”.
Había una quinta posibilidad, pero suponía fregar los platos y poner lavadoras.
Había una quinta posibilidad, pero suponía fregar los platos y poner lavadoras.